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LA PRIMERA SESIÓN (SEGUNDA PARTE)

Tomar la decisión de llamar a una psicóloga, de venir a consulta…es un acto de valentía brutal, es romper con el miedo (a lo que sea) y darse cuenta de la capacidad de cada uno de nosotros para encontrar una salida con ayuda externa.

En esta primera sesión le digo varias cosas importantes a la persona que tengo delante y que van a dirigidas a que el tratamiento lleve un buen camino, por ejemplo, que éste es un trabajo de colaboración entre él y yo, que vamos a trabajar juntos para que él se sienta mejor (cada uno con su particularidad) , que yo no llevo la sesión en soledad sino que la llevamos hacia adelante entre los dos, cada uno con su parte de trabajo personal. Le digo también que necesito que sea sincero conmigo (igual que yo lo seré con él) , le planteo algún objetivo que sería bueno que tuviera en cuenta aunque, en el proceso terapéutico, esos objetivos irán cambiando, aumentando en número…serán flexibles.

Por supuesto le explico qué son las tareas para casa(deberes, me dicen algunos de mis pacientes), con qué frecuencia nos veremos, cómo vamos a trabajar juntos, le ofrezco cercanía, escucha, la consulta como lugar seguro donde ensayar algunos comportamientos que le ayudarán a mejorar…en definitiva le ofrezco un lugar cálido, acogedor, donde tendrá libertad para expresar lo que sienta en cada momento y donde él es el protagonista de su propio proceso personal.

Y además le ofrezco lo que los psicólogos sabemos que es la piedra angular de todo: la CONFIDENCIALIDAD ,que lo que hablamos en la consulta se queda en la consulta, de que no revelaré absolutamente nada de lo que pertenece a cada paciente, a su intimidad. Esto que se da por hecho, pero que dada su trascendencia en el éxito del tratamiento, creo imprescindible decir en la primera consulta para sentar las bases de cómo vamos a trabajar, juntos.

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