En muchas ocasiones, cuando pregunto el primer día al paciente qué es lo que le pasa, qué es lo que le ha traído a la consulta, me responde que no lo sabe, que nota que no está bien, pero no sabría decirme exactamente qué le sucede.
También es cierto que muchas otras personas sí me dicen el primer día lo que les sucede y en qué quieren que les ayude. Y los objetivos que les gustaría conseguir viniendo a terapia. Se dan ambas situaciones, y trabajo con las dos, adaptando la terapia a cada uno de estos tipos.
Pero centrándonos en la primera situación que comentaba, cuando alguien me dice que no sabe cuál es su malestar, de dónde viene ó en que podría ayudarle yo, voy preguntando sobre su vida actual, trabajo que realiza, si está a gusto, personas con las que vive, amistades, relaciones familiares, aficiones… para empezar a conocerle, y escucharle con toda mi atención tanto a nivel verbal como el no verbal, gestos, etc.
En esa primera conversación muchas veces afloran las lágrimas, la rabia y el enfado, emociones que dicen mucho sobre lo que se esté hablando en ese momento, sobre de quién estamos hablando, lo que le hace sentir esa situación ó esa persona, por poner dos ejemplos. Es un buen lugar por el que empezar, tan bueno como cualquier otro.
Sí, no hay un lugar mejor que otro por el que comenzar a desenredar la maraña de sentimientos, pensamientos, que se han ido acumulando a lo largo del tiempo. El tema es empezar, no ir en un orden preestablecido. Hablar de lo que cada uno necesite, con la máxima sinceridad. Aclarar pensamientos confusos. Decir lo que uno siente, sin vergüenza ni miedo al juicio, que no va a haber. Sentirse con libertad de expresarse, ese es uno de mis principales objetivos con todas las personas con las que trabajo.
Si tienes dudas ó quieres consultarme algo, hay varias formas de hacerlo. Por medio del correo electrónico, whatsapp, página de Facebook Psicóloga Mónica González y por Instagram. Sin ningún problema. Estaré encantada de leerte.