En el artículo anterior, os contaba 4 de estos pilares que favorecen el desarrollo de la resiliencia, a saber, una relación afectiva gratificante, la introspección , la memoria y el control interno. A continuación, os comento los 3 siguientes, que son:
5. AUTOESTIMA
Ciertos componentes de la autoestima como la apariencia física, la forma de desenvolvernos en la vida ó la forma de relacionarnos con los demás nos determinan a la hora de dirigir ó no nuestra propia existencia. Si nos consideramos personas con plena capacidad para dirigirnos a nosotros mismos, estaremos favoreciendo la capacidad de resiliencia al tener un buen nivel de autoestima, porque, antes ó después, viviremos situaciones difíciles que requerirán de nuestra total implicación para seguir hacia adelante.
Alguien con una buena autoestima se sentirá más capaz de evaluar una situación complicada de forma más realista, que otra con un pobre concepto de sí misma, así como de actuar en dicha situación. Tendrá más posibilidades de superar adversidades porque cuenta con una percepción valiosa de sí misma y de sus capacidades.
6. TENDENCIA A NO VER LOS SUCESOS DE FORMA CATASTROFISTA, SINO CON UNA TENDENCIA FAVORABLE A SU RESOLUCIÓN
La tendencia a pensar de modo positivo, no ingenuo, sobre lo que nos sucede ó sucederá, es un importante ingrediente de la resiliencia. Dicha tendencia no es congruente con ver la vida de color de rosa, lógicamente, porque no es así, sino que nos anima a ver la realidad en su conjunto, valorando qué hacer ante un hecho difícil teniendo en cuenta todos sus aspectos, no sólo los positivos, sino de igual manera los negativos. Se trata de mirar con esperanza y con la mayor objetividad que nos sea posible.
Las personas con una tendencia a pensar que les van a ir bien las cosas, se predisponen para ello y trabajan para que eso suceda (recuerdo aquí el pilar que se refería al control interno ó autocontrol del artículo anterior). Es decir, no dan por hecho que les irá bien, pero sí se orientan mentalmente para conseguir lo que se propusieron.
7. MOTIVOS PARA VIVIR
Me refiero aquí al sentido que le demos a nuestra vida, que es subjetivo completamente y varía de una persona a otra. Evoluciona con el paso del tiempo y con los cambios que suceden a nuestro alrededor ó en nosotros mismos. Este pilar es, quizás, el más crucial, desde mi punto de vista.
Viktor Frankl ya nos habló de ello en su libro “El hombre en busca de sentido”, que, en un principio, denominó “Un psicólogo en un campo de concentración”, en el que narra, en primera persona, su experiencia en los campos de Auschwitz y Dachau. A medida que se sucedían los días en el campo, se dió cuenta de que aquellos que tenían un motivo por el que seguir viviendo, aún en aquellas terribles circunstancias de frío, hambre y tortura, conseguían mantenerse con un hilo de vida y de esperanza y aquellos otros que enseguida lo dieron todo por perdido, que no veían su vida en un futuro, que no se veían fuera de allí, eran los que primero se abandonaban a sí mismos, dejaban de comer lo poco que les daban y fallecían antes.
Frankl, con su mente puesta en dar a conocer su corriente de psicoterapia cuando todo aquel horror terminase, (porque sí, pensaba que aquello terminaría antes ó después), cuando saliera de allí, se imaginaba a sí mismo hablando en la universidad , explicando a otras generaciones lo que él había padecido, la actitud que le había ayudado a sobrevivir a aquella barbarie, lo que había aprendido en aquellos años… y eso tuvo el poder motivador suficiente para él, para intentar seguir con vida, para vivir y poder contarlo…
He ahí el quid de la cuestión: cada uno tenemos que saber ver ó encontrar cuáles son nuestros motivos para vivir, lo que para nosotros sea lo suficientemente motivador, independientemente del criterio u opiniones de nuestros familiares, que, quizás, no estén de acuerdo ó lo vean de otro modo (como no puede ser de otra manera). Cada uno de nosotros, con nuestras motivaciones, deseos y aspiraciones, vivimos por algo ó para algo, deseamos conseguir equis objetivos en nuestra vida a nivel individual.
Os recomiendo este libro del que os estoy hablando de Víktor Frankl: “El hombre en busca de sentido”. Y si quieres ponerte en contacto conmigo, de forma confidencial, tienes el formulario de contacto en mi página web.
Me gustará leerte.